martes, 1 de abril de 2014

Posted by Expresión y Arte on 7:43 a.m. 1 comment
Homero fue el autor de una obra que ha derribado  las barreras del tiempo y que su contenido refleja sincronizaciones con la actualidad. Se habla de la famosa “Ilíada” es el poema más antiguo  de la literatura occidental, basado en las acciones de los héroes que participaron en la guerra de Troya, tomando como enfoque principal la cólera de Aquiles. Una creación tan antigua como esta se puede ver expuesta a comparaciones con hechos de la actualidad venezolana. Se habla de  una guerra de dos bandos que no pensaban igual, de la ceguera de gobernantes que se creían supremos y de un pueblo que está  expuesto a morir por su tierra.
Entre los muertos que se convierten en símbolos que representan una memoria  y la importancia de  brindar una cristiana sepultura a los caídos, la Ilíada muestra  el poder de  conocerse a sí mismo para así lograr ver a los enemigos como humanos y  poder identificar sus debilidades. Es un poema que consta de 15.693 versos y se encuentra escrito en griego antiguo; una obra como esta que transciende siglos y a un es comparada con hechos actuales se podría definir como una maravilla de la escritura.

La Ilíada ha sido dramatizada y puesta en escena  sobre las tablas millones de veces,  demostrando que es más que un Aquiles que lucha por vengar la muerte de su primo y  un coro que cuenta cada detalle de lo sucedido, es una escritura que ha dado pie a que se refleje la importancia que aun en el siglo XXI presentan los textos escritos para el mundo.




1 comentarios:

  1. Diría que no sólo para ver sus debilidades, sino también para verse en el otro, en el extraño, incluso, en el contrario y crear más encuentro que conflicto. Aprovecho para copiarles la opinión que tuvo Baricco de la versión teatral del poema homérico que el llevó a la radio: "Por ello, la tarea de un pacifismo verdadero tendría que ser hoy no tanto demonizar hasta el exceso la guerra, sino comprender que sólo cuando seamos capaces de otra belleza podremos prescindir de la que la guerra, desde siempre, nos ofrece. Construir una belleza es tal vez el único camino hacia una auténtica paz. Demostrar que somos capaces de iluminar la penumbra de la existencia sin recurrir al fuego de la guerra. Dar un sentido, fuerte, a las cosas, sin tener que llevarlas hasta la luz, cegadora, de la muerte. Poder cambiar el destino de uno mismo sin tener que apoderarse del de otro; lograr que circulen el dinero y la riqueza sin tener que recurrir a la violencia; encontrar una dimensión ética, incluso muy elevada, sin tener que ir a buscarla en los confines de la muerte; encontrarse a uno mismo en la intensidad de lugares y momentos que no sean una trinchera; conocer la emoción, incluso la más vertiginosa, sin tener que recurrir al doping de la guerra o a la metadona de las pequeñas violencias cotidianas. En fin, otra belleza, si es que comprendéis lo que quiero decir. Hoy la paz es poco más que una conveniencia política: no es, en modo alguno, un sistema de pensamiento y una manera de sentir verdaderamente difundidos (...) Una real, profética y valiente ambición por la paz yo la veo únicamente en el trabajo paciente y escondido de millones de artesanos que cada día trabajan para suscitar otra belleza, y la claridad de luces, límpidas, que no matan. Es una empresa utópica, que presupone una vertiginosa confianza en el hombre. Pero me pregunto si alguna vez nos hemos adentrado tanto, como hoy en día, por un sendero parecido. Y por eso creo que nadie, a estas alturas, logrará ya detener ese camino, o invertir el sentido. Lograremos, antes o después, sacar a Aquiles de aquella mortífera guerra. Y no será ni el miedo ni el horror lo que lo lleve de regreso a casa. Será cierta belleza, una belleza distinta, más cegadora que la suya, e infinitamente más apacible" - Alessandro Baricco / Homero, Ilíada.

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