Esta puesta en escena es característica del reconocido
dramaturgo venezolano Isaac Chocrón, llena de
realidades rebosantes de ironía, contradicción, reflexión y misterio. Inquietantes
sonidos que le proporcionan al público sorpresa e intriga. Atuendos y adornos que
invitan al espectador a sumergirse en el montaje que revela circunstancias
propias de un país arrastrado por la crisis en diferentes escenarios.
Asia
y el Lejano Oriente evidencia el punto al que puede llegar un individuo por
querer desprenderse de su patria. Y, creyendo que afuera todo será más
oportuno, están dispuestos a ofrecer sus tierras a extranjeros inversionistas. El
dolor, la exaltación, la banalidad y la ilusión enmarcan el precio puesto al país
del que dicen no querer ser parte. La falta de identidad los ha alejado cada vez
más de ser lo que anhelan ser y subastar el país para abrir camino en nuevos
mundos es lo que más desean.
El
maquillaje y el vestuario juegan un punto a favor para añadirle suspenso y suspicacia
a la dramática pieza con toques muy
inteligentes de humor. El primero es importante, ya que, es una forma
de sentir y poder realizar un personaje, le da vida y es una manera de
comunicar. En este caso, se utilizó un maquillaje sencillo en el que no
había la necesidad de marcar facciones. El vestuario se caracteriza por ser
ropa holgada y en una escala de grises, pero el vestuario cambia cuando
comienzan a representar las diferentes clases sociales que
conforman a un país; los ladrones, los aristócratas, los rebeldes, los
políticos, los asalariados, los dependientes del Gobierno, los empleados del
Gobierno, los obreros, entre otros grupos que, sin duda alguna, forman parte de
esa sociedad que nos caracteriza.
El
Teatro UCAB encarnó distintas situaciones que le proponían al espectador
situarse en esa discordia para conocer de qué manera actuaría en una situación
similar.